Imagen - Venciendo el Temor

Venciendo el Temor


Muchas veces, la Palabra de Dios nos enseña que debemos temer al Señor. Estos son dos versículos que nos hablan de ello:
“No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal;…” Proverbios 3:7.
“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.” Eclesiastés 12:13.

Simultáneamente, la Biblia nos enseña a confiar en el Señor y no temer al hombre. Lo dice dos veces en el Salmos 56. “En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” 56:4. “En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” 56:11.

Se repite en el Salmos 118:6 y en Hebreos 13:6. El Señor declara cuatro veces que si confiamos en Él no tendremos temor al hombre. Jesús enseñó lo mismo en Lucas 12:4, 5. “Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.”

Si tememos a Dios, no temeremos al hombre. Si tememos al hombre, no temeremos a Dios. Sin embargo, no es posible temer a Dios y al hombre a la misma vez. El temor a Dios quita todo temor al hombre. Pero también el temor al hombre quita el temor a Dios.

Podemos decidir a quién temer. Cuando creemos que una persona es más fuerte que nosotros, le vamos a temer porque pensamos que tal vez podría apoderarse de nosotros y no podríamos resistirle. A veces, la persona es más fuerte que nosotros y a veces sólo creemos que es más fuerte, aunque no lo es.

Si decides confiar en el Señor, entenderás que Él es más fuerte que cualquier otra persona que pudiera hacerte daño. La confianza en Él te quitará el temor a otros debido al conocimiento y a la fe que tienes en la persona de Dios. Sin embargo, si creemos que estamos sin defensa alguna contra una persona que nos puede hacer daño; esa creencia nos quitará la confianza en el Señor y su poder. Cuando Dios es grande, el hombre es pequeño. Pero, cuando el hombre es grande, Dios es pequeño.No quiere decir que Dios realmente es pequeño, sino es pequeño en nuestra perspectiva y por eso nos invade el miedo. Por eso, es necesario temer sólo a Dios y confiar en Él para estar libres del temor al hombre.

Y el temor al Señor también quita el temor a la adversidad, al peligro, a las circunstancias, al fracaso, a la enfermedad, a la muerte, y a todo lo demás que nos quiere atemorizar.

“…de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” Hebreos 13:6.

"Cuando Dios es grande, el hombre es pequeño. Pero, cuando el hombre es grande, Dios es pequeño."

Stanley Templeton